jueves, 27 de marzo de 2008

El síndrome del gato...

Otra de animales:
Nuestro amigo Jorge compró un gato, y antes de que éste cumpliera el añito quiso probar aquello de que los gatos siempre caen de pié, ni más ni menos que desde un cuarto piso.
Sin pensárselo dos veces el gato inicio el sprint y con una extraña agilidad felina saltó por la ventana del dormitorio de su dueño. La caída, visualizada por su dueño desde el salón mientras flipaba en colores echándose las manos a la cabeza y chillando, fue acrobática y digna de un oro olímpico en salto de trampolín, y cómo todo merecedor del oro, cayó sutilmente sobre sus cuatro patitas, seguido de un par de volteretas bien acompasadas.
Jorge, asustado como es natural, bajó corriendo para ver si le daba al gato el oro olímpico o un par de... en fin. Recogió al minino sano y salvo, aunque un poco aturdido tras tanta adrenalina expulsada.
Con las mismas, Jorge, cogió a su gato Yago Lamela y se marchó al veterinario, curiosamente el mismo que aconsejó a otro Jorge que se deshiciera de su serpiente, y tras contarle lo sucedido, éste, con voz taimada, le dijo: "...Jorge, no tengo buenas noticias para ti, pues después de la revisión y las radiografías realizadas, no se observa ninguna fractura ni órganos internos dañados..." Jorge le interrumpió y le dijo que eso eran muy buenas noticias, y mientras asomaba una tenue sonrisa en la boca del veterinario, iteró: "...Jorge, lo peor que le puede pasar a un gato cuando se tira de una altura considerable, es que no se haga daño... Tú gato Yago, se volverá a tirar por la ventana tarde o temprano, pues el no hacerse daño, le va a provocar el síndrome del gato paracaidista...".
Jorge patidifuso se marcho a casa, sin terminar de creer mucho en tal síndrome.
Al mes, Jorge pudo comprobar como su veterinario estaba en lo cierto, y en este caso, igual que en el anterior, Yago Lamela salió victorioso portando la medalla de oro nuevamente, aunque en su tercer salto no tuvo tanta suerte y no pasó el corte, pues el jurado entendió que caer de costado no era digno de un campeón.
Tras este tropezón, que pudo costarle la vida, Yago, hasta la fecha, no ha vuelto a intentar saltar, quedando comprobado que tal síndrome felino existe...

Un saludo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

QUE FUERTE!!!!!, PERO ESO NO ES POR EL SINDROME DEL PARACAIDISTA, ES POR QUE LOS GATOS TIENEN SIETE VIDAS, SI YAGO NO HUBIERA SIDO TAN COBARDE Y POR CAER UNA VEZ DE COSTADO, DEJARA DE INTENTARLO SEGURO QUE A LA SEPTIMA..HUBIERA PALMADO

Cuéntame dijo...

Bueno, lo de que tienen siete vidas no es del todo cierto, pues un amigo que se llama Jorge tenía una gata que saltó desde un 12º piso, y ni paracaídas ni siete vidas ni nada...