domingo, 30 de marzo de 2008

La estalactita

Quiero que esta historia, real como todas, de alguna manera se convierta en mía, o por lo menos mi apoyo para su protagonista, pues lo que le ocurrió podría haberme sucedido a mi, y seguro que a muchos de vosotros.
Pongámonos en situación, viernes 1 de febrero (cuando todavía los 1 de febrero eran días gélidos), día de salir de nuestro amigo Jorge tras la dura semana laboral, la noche prometía pues se había planeado un botellón con unas tías que eran amigas de unos primos hermanos jerezanos que conoció Jorge veraneado en Villaconejos.
La noche nacía en el famoso Parque de Judicial, y aunque según avanzaba la noche parecía que sólo podrían resistir el frío los esquimales y los pingüinos, lo cierto es que la disminución de la temperatura era inversamente proporcional al consumo de alcohol lo que mantenía los cuerpos, permítanme la expresión, turgentes.
Hasta aquí todo puede resultar medianamente normal, pero la voz popular pidió un cambio de parque al quedarse sin líquido elemento "... vamos a la Plaza del 2 de Cayo y pasamos por la tienda de alimentación legal y oriental que está de camino para llenar las cantimploras... ".
Como es comúnmente conocido en esta plaza era muy común gente ofreciendo algunas sustancias exóticas y medicinales... las cuales como buen anfitrión Jorge compró para abastecer a las de los melones (las de Villaconejos).
De momento todo parecía ir viento en popa, pero Jorge descuidó una cosa que era que no por mucho beber amanece más temprano ni quiere decir que haga menos frío (-12º C).
Acabada la noche, sin comerse ni un colín, Jorge volvió a casa muy resfriado y con un nivel de sangre en alcohol muy bajo.
Aquí es donde yo quiero hacer mía la historia... Jorge entró en casa, intentando hacer el menor ruido posible, para no despertar a sus padres, y se dirigió directo al baño (primer lugar de asilo para el que llega borracho) para intentar solucionar su malestar (quien no se ha visto en esta situación alguna vez).
Se lavó la cara con agua tibia pensando que así se le iban a pasar todos los males, pero no fue así, así que decidió expulsar aguas menores, en un fútil intento de desintoxicar su cuerpo de sustancias nocivas, y aunque alivió no fue suficiente y pensó que tal vez si se sentara en la taza e hiciera un pequeño esfuerzo podría expulsa por abajo lo que no quería soltar por arriba (quien no se ha visto en esta situación eh?).
Tal fue el esfuerzo para intentar este último logro, que junto con los efectos del alcohol y el catarro emergente, se quedó dormido.
A la mañana siguiente su madre le buscó en su habitación y quedó muy preocupada al ver que no estaba, le buscó por toda la casa hasta que al final le encontró en el baño, sentado en la taza y dormido.
Lo único que recuerda Jorge después del esfuerzo tremendo sobre la taza, era a su madre, despertándole, sobre el trono, con un charco de baba propia del alcoholizado que le escurría por el brazo, que junto con un chorro verde de moco propio del acatarrado, formaban una especie de blandiblue bastante viscoso y asqueroso. Fue entonces cuando, tras sentirse reconfortado por ver a su mamá, sintió algo, algo duro y acto seguido echó a su madre del baño. Lo que estaba sucediendo, lo que sentía, era algo muy serio y le subió por toda la espina dorsal un agridulce dolor anal... si señores, en aquel esfuerzo en el que se quedó dormido, consiguió la mitad de su objetivo, como la mitad era lo que asomaba de aquel toligo, ya muy endurecido por el paso del tiempo, la oxidación con el oxígeno del ambiente y el frío existente.
Jorge se sintió ultrajado, violado... y aquello ya no iba ni para adelante ni para atrás, y el dolor iba increchendo, nublando su pensamiento de como salir de aquella situación de la manera más digna posible.
Finalmente, Jorge, haciendo tenacilla con el peine y el cepillo de dientes de su hermana, consiguió desatascarse, seguido de un tremendo chop como cuando se descorcha una botella del mejor Champagne.
Si después de esta historia, cuanto menos sonríes quiere decir que no te ha pasado nunca (ten cuidado porque ninguno estamos libres), ahora, si no haces ni una mueca... o eres Jorge o esta historia la has vivido en primera persona.

Un saludo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No se me ha movido un solo musculo de la cara.....YO TB SOY JORGE